Para una primera experiencia en montaña, venir al cerro Toco fue una excelente decisión.

A 5616 metros sobre el nivel del mar, este volcán dormido a sólo 60 kilómetros al sureste de San Pedro de Atacama nos recibió con excelentes condiciones climáticas, facilitando nuestro ascenso en sólo dos horas.

Hace un poco de frío y una leve capa de nieve cubre nuestro sendero.

Sin embargo, el contacto con la naturaleza supera con creces estos pequeños inconvenientes.

Hace 20 años atrás, el cerro Toco, “rincón” en el dialecto kunza, servía como yacimiento de azufre para Chuquicamata y hoy en su faldas se hospeda el observatorio ALMA, el mayor proyecto astronómico del mundo.

¿Qué increíble, no? Cuando llegamos a la cima, una espectacular vista nos da la bienvenida. Desde lo alto, podemos divisar los majestuosos volcanes Licancabur y Juriques, el llano de Chaknantor y lagunas bolivianas en pleno paisaje desértico.

Y así, poco a poco recuperamos el aliento, compartiendo las experiencias vividas junto a un rico desayuno y prepararnos para el camino de regreso.

Antes de partir, nos despedimos de dos tótems de roca que nos acompañaron en el mirador, a los que hacemos crecer con más piedras y nuestros silenciosos deseos de volver a este increíble lugar.

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